Por. Lic. Patricia Carmona Salgado.
Trabajo
recipiendario de ingreso a la
Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística del Estado de México.
La importancia que tiene en el Desarrollo Económico y Social Sostenible de los países, de nuestro Estado, de nuestros pueblos. El seguir promoviendo y consolidando de manera frontal, la igualdad de oportunidades en su sentido más amplio y la equidad entre hombres y mujeres en los espacios de participación en la vida pública, los cual por supuesto, implicará nuevos retos, para los cuales deberemos de estar preparadas las mujeres mexiquenses.
El
sentimiento de urgencia es real. Hemos llegado a un punto; al que no era deseable
haber llegado nunca: enfrentarnos amenazas reales producto de las asimetrías en
nuestra sociedad, estas asimetrías han provocado saturación de diversos sistemas
naturales de la Tierra, y han provocado problemas sociales de exclusión que
nuestra civilización debe atender lo antes posible. En este contexto, es donde
la sensibilidad que por naturaleza nos caracteriza a las mujeres, debe ser
tomada en cuenta, tenemos que hacernos escuchar en los espacios de
participación social y política, consolidar con responsabilidad nuestra
participación y tomar una actitud activa ante los nuevos retos que nos impone
las actuales circunstancias.
No
podemos continuar por este camino de crecientes desigualdades, de economías
inestables y degradación medioambiental.
Debemos permear, entre el grueso de la comunidad femenina de nuestro País, Estado y Municipios, para generar conciencia colectiva, sobre los espacios que las mujeres hemos ido ganando y que deben ser aprovechados responsablemente.
En
este sentido, como habitante del Valle de Toluca, y vecina del municipio de
Zinacantepec, como mujer que en varias ocasiones se me ha dado la oportunidad
de apoyar en diversas tareas y en diversos foros a mi comunidad, me siento con
la necesidad de seguir promoviendo la participación de la mujer mexiquense, de
no dar marcha atrás y de ser portadora de un mensaje de esperanza, pero con
responsabilidad, porque hay una realidad, y esa realidad, es que debemos hacer
que la voz de la mujer mexiquense sea escuchada en los foros más importantes de
toma de decisiones en nuestro Estado y que nuestras ideas, nuestros reclamos,
nuestras necesidades, sean traducidas e implementadas por medio de las
políticas públicas.
Debemos
hacer conciencia que todos estamos pagando un alto precio por el desempleo
cuando las mujeres que acaban de terminar la universidad no pueden encontrar un
empleo. Pagamos un alto precio por el agua contaminada que las niñas y niños, y
nuestras familias no pueden beber. Todos pagamos un alto precio por la continua
exclusión social de nuestras mujeres, la explotación y la violencia contra
mujeres, niños y niñas en nuestra región.
Hoy
tengo sólo un mensaje: un mundo en
equilibrio requiere igualdad de oportunidades.
Los
invito a promover que tengamos acceso a la información que se genera desde las
instalaciones internacionales, como ONU-Mujeres, vamos a consolidar que las
voces de las mujeres tienen que ser oídas. Tenemos que ir hacia un nuevo modelo
de inclusión, de igualdad social y de protección del medio ambiente.
No
me malinterpreten: no digo que las mujeres puedan resolver todo. Digo que las
mujeres, los hombres y los jóvenes tenemos que tomar las decisiones juntos.
Nuestro mundo está en desequilibrio y ya no podemos permitir que la toma de
decisiones sea monopolio de género.
Hemos
llegado a un punto donde ya no podemos permitir seguir relegando a las mujeres.
Necesitamos que más mujeres trabajen junto a los hombres en los parlamentos, en
los altos cargos públicos, en las negociaciones de paz y en las oficinas y
jutas corporativas de las empresas privadas del mundo.
El
desarrollo sostenible requiere igualdad de derechos, de oportunidades
equitativas y la misma participación en la sociedad, en la política y en la
economía. Cuando las mujeres aportan sus opiniones, sus perspectivas y su
sabiduría específicas a la toma de decisiones, ayudan a resolver los problemas
del mundo. Los estudios indican que la diversidad lleva a decisiones que son
lógicas, prácticas y sensibles. Cuando una mujer toma decisiones, se transforma
a sí misma. Cuando muchas mujeres toman decisiones, transforman las políticas,
los planes y las prioridades, transforman su comunidad.
Todos
hemos tomada conciencia que las fuerzas del mercado y las políticas económicas
que no toman en cuenta los asuntos de género no pueden ofrecer un desarrollo
sostenible, justicia social ni igualdad. No son perdurables en el tiempo.
El
resurgimiento y el fortalecimiento de los movimientos de las mujeres en el
mundo marcan un creciente despertar de la conciencia. Se trata de movimientos y
levantamientos que ponen en tela de juicio los modelos actuales de crecimiento
y de desarrollo que alimentan la desigualdad, rompen los contratos sociales y
socavan los derechos humanos de las personas, a los alimentos, a la educación,
a la salud, a los empleos decentes, a la igualdad, al agua potable y al
saneamiento.
El reto que se nos presenta a todos es el de dar una nueva orientación a las instituciones con el fin de proteger el bienestar de las generaciones actuales y futuras y de proteger los sistemas ecológicos, los sistemas que nos dan vida.
Veamos
el informe del Grupo de Alto Nivel sobre Sostenibilidad Mundial del Secretario
General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, aporta una nueva perspectiva a este
debate: reconoce, que no se trata sólo de los mercados, sino de las mujeres y
de los hombres que son sus motores y son afectados por ellos. No se trata sólo de las empresas, sino de
las mujeres y de los hombres que trabajan en ellas. No se trata sólo del
crecimiento económico, sino de cómo se genera el crecimiento, a dónde va y qué
efecto tiene sobre las mujeres, los hombres y las familias, y sobre todo el medio
ambiente.
La
igualdad de género trae dividendos en materia de desarrollo en todas las
dimensiones de la sostenibilidad: social, económica y medioambiental. Una
cantidad creciente de informes muestra que la igualdad de género mejora el
desempeño de las economías. El Informe sobre Desarrollo Humano 2012 indica que los incrementos en productividad, las
mejores perspectivas de crecimiento y los mejores resultados para la próxima
generación están ligados a un mayor acceso de las mujeres al empleo y a los
bienes productivos, así como a las finanzas.
La
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
indica, que si se proporciona a las mujeres el mismo acceso que a los hombres a
las semillas, a los fertilizantes y a las herramientas, se podrían incrementar
los rendimientos agrícolas nacionales hasta en un 4% y reducir la cantidad de
personas con hambre.
Los
estudios muestran que los países que tienen un alto desarrollo humano, tienen
el índice de igualdad entre los géneros más alto con base en tres parámetros:
salud reproductiva, empoderamiento medido por la cantidad de escaños en los
parlamentos y la participación en la educación secundaria y en el mercado
laboral.
En
nuestro país, es prioritario consolidar los avances logrados en materia de
Equidad de Género, de reivindicar los instrumentos jurídicos internacionales a
los que nos hemos adherido, en los cuales, los derechos humanos han sido
establecidos preponderantemente como obligaciones que los Estados adquieren
para garantizar su aplicación y difusión.
En
los órdenes de gobiernos Federal, Estatal y Municipal debemos fijar de manera
permanente una política en materia de igualdad de oportunidades, de no
discriminación y tutela de los derechos fundamentales de las mujeres, a través
de la elaboración de programas, proyectos y acciones que promuevan la igualdad
entre hombres y mujeres, debemos proporcionar lineamientos generales sobre el
fortalecimiento de la política de igualdad de género, a través de la valoración
objetiva de los avances y retos que enfrentamos en la incorporación de la
perspectiva de género en la Administración Pública Federal, Estatal y
Municipal, logrando así, la identificación de las fortalezas y áreas de los
cuales trabajan las instituciones. La realización de esta perspectiva tendrá
como objetivo impulsar su participación plena, armónica y en condiciones de
igualdad en las distintas esferas de la vida pública y privada. Se ha trabajado
y debemos seguir trabajando arduamente, con vocación de servicio y
responsabilidad social. Dejemos cimientos fuertes para construir una sociedad
mejor, libre de violencia y basada en la igualdad, el respeto y la tolerancia.
Las
soluciones son obvias y claras: tenemos que poner los derechos humanos, la
dignidad y la igualdad de género en el centro del debate y de las acciones de
desarrollo sostenible. Tenemos que hacer avanzar la igualdad de modo que las
mujeres y las niñas puedan alcanzar y desarrollar todo su potencial. El
empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género son fundamentales para
las sociedades y las economías saludables y para el desarrollo sostenible.
Las
mujeres están al frente, especialmente en las áreas rurales, y su plena
participación es absolutamente esencial para atender los temas primordiales de
la sostenibilidad de los alimentos, del agua y de la energía.
En
nuestro estado de México no cabe duda, tenemos mujeres resistente y dinámicas
que usan su ingenio, sus capacidades empresariales y sus conocimientos para
crear riqueza, reducir la pobreza y transformar a sus familias, a sus
comunidades y a sus sociedades con muy poco, en verdad muy pocos recursos. Son
los motores detrás de los pilares de la sostenibilidad, ya sea del desarrollo
social, económico o medioambiental.
Debemos
acabar la crisis de igualdad de género dentro del marco de una agenda de
sostenibilidad. Las mujeres deben tener un acceso pleno y equitativo a los recursos
productivos, igualdad de derechos y oportunidades en los procesos de toma de
decisiones políticas, y acceso universal a una planificación familiar de
calidad y asequible, así como a otros derechos sexuales y productivos, y a
servicios de salud.
Es
hora de hacer avanzar la protección social, de aliviar la carga de trabajo no
remunerado y de capacitar y de otorgar puestos a las mujeres en el crecimiento
sostenible y en los empleos verdes.
El
futuro que queremos las mujeres, que anhelamos las mujeres, es un mundo que
sea, saludable, sin hambre, sin miedo, sin violencia ni pobreza. Un mundo que
dé prioridad a la equidad, a los derechos humanos y a la igualdad de
oportunidades.
Un
mundo donde las mujeres y los hombres, las niñas y los niños, tengan los mismos derechos y oportunidades y el mismo
acceso a los recursos, a la educación, a los servicios de salud, al empleo, al
liderazgo y a la toma de decisiones. Un mundo donde las mujeres constituyan una
fuerza dinámica para conseguir los beneficios del desarrollo sostenible para
las generaciones presentes y futuras.
Estoy
segura, porque he convivido con gran diversidad de mujeres Mexiquenses, que
esperamos ansiosas trabajar con ustedes de manera armónica, de manera que el
futuro las mujeres, sea el futuro que todos podamos compartir.
Estamos siendo testigos de la constatación progresiva de que la igualdad de género, la igualdad entre hombre y mujeres, es una pieza central de cualquier progreso, avance o desarrollo sostenible que se propongan los países y sus sociedades. En todos los ámbitos, en todas las materias, la igualdad entre hombres y mujeres es clave para el progreso.
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