Leona Vicario |
A los 18 años de edad queda huérfana, y se
va a vivir con su tío a la Ciudad de México, el abogado Agustín Pomposo Fernández
de San Salvador y Montiel, que tenía un prestigiado bufete de abogados y era
partidario de la Corona Española; una vez instalada en la capital del
virreinato, siguió su educación, aficionándose a la pintura, lectura y el
canto; recordemos que en aquellos tiempos los libros eran muy censurados y los
lectores de los llamados libros heréticos eran perseguidos, todo libro que se
contrapusiera a la religión y a los españoles era herético.
Leona se interesó mucho en la política y
en la Historia de México, de ahí es donde nacen en ella sus ideas libertarias
para su pueblo, todo ello a pesar de que su entorno familiar y social era muy
diferente a esos pensamientos, pero sí lo comentaba con las personas del pueblo
que estaban a su servicio, se convirtió en una persona culta y preparada y
sobre todo forjo en su ser, un amor a su patria.
José de Iturrigaray |
Francisco Primo de Verdad |
Los insurgentes no podían abandonar a
Leona y resolvieron sacarla del Colegio de Belén y encargaron llevar a cabo esa
empresa temeraria al Coronel Francisco Arroyave, Antonio Vázquez Aldana,
antiguo sargento mayor de las Milicias de Campeche y Luis Alconedo, el 23 de
abril de 1813 emprenden esta acción en compañía de otras tres personas más y después
de maniatar a las porteras, llegaron hasta las celdas y preguntaron a las
señoras Salvatierra, quién de ellas era Leona Vicario, a lo que contestaron que
no y al entrar a la celda de Leona preguntaron, ella les contestó que sí,
enseguida la sacaron, la voz corrió como reguero y se cerraron las salidas de
la capital, por lo que tuvo que permanecer varios meses oculta.
Andrés Quintana Roo |
Huyendo dio a luz a su primera hija el día
3 de enero de 1817, dentro de una áspera cueva en una comunidad llamada
Achipixtla y fue bautizada en algún pueblo cercano recibiendo el nombre de
Genoveva, por el cuidado que la niña necesitaba tuvieron que esconderse en la
sierra de Tlatlaya, en un pequeño rancho llamado Tlacuspa de la Alcaldía Mayor
de Sultepec.
El 14 de marzo de 1818, las tropas
realistas al mando de Vicente Vargas, llegaron a la sierra y al saber Andrés de
su presencia, sabía que si los detenían serían pasados por las armas ya que
nunca habían solicitado un indulto, por lo que redacto una brevísima solicitud
de indulto a la cual puso fecha de 12 de marzo de 1818, y huyó solo, momentos después
Vargas detiene a Leona, quien digna solo se limitó entregar la solicitud de
indulto firmada por su esposo, no obstante fue hecha presa y conducida al pueblo
de San José Tejupilco, jurisdicción de Sultepec, desde ahí se le comunicó la detención
de Leona al comandante realista de Temascaltepec, el Teniente Coronel Miguel
Torres, y se le remitió la solicitud de indulto presentada por Leona, quien con
fecha de 16 de marzo acepta el indulto, y le escribió a Andrés Quintana Roo
donde le aceptaban el indulto, trasladándose hasta San José Tejupilco para reunirse
con Leona y su hija Genoveva, los tres quedaron custodiados, en espera de que
el Virrey Juan Ruiz de Apodaca resolviera si aprobaba o no la gracia del
indulto que había otorgado el Coronel Torres, el 27 del mismo mes, el Virrey confirmó
dicha gracia y que no la sujetaba a condición alguna, en ella escribió que
Leona y su esposo debían de disfrutarla en España.
Leona nunca dejó de cumplir sus
obligaciones de buena ciudadana, se consagró a su hogar y hacer el bien a
cuanto mesteroso tocaba sus puertas y su casa se convirtió en asilo de pobres, murió
piadosamente como había vivido a las nueve de la noche del 21 de agosto de
1842, a los 53 años de edad, su cadáver fue llevado al templo de Santo Domingo
para las honras fúnebres y para su inhumación al Panteón de Santa Paula, presidió
los fúnebres el entonces Presidente de la República Antonio López de Santa
Anna.
Ángel de la Independencia, Paseo de la Reforma, Ciudad de México |
Su esposo Andrés Quintana Roo murió también
en su casa de Santo Domingo el día 25 de abril de 1851, fue sepultado en el
Santuario de nuestra Señora de los Ángeles, y después, las cenizas de él y de
su esposa, peregrinaron como queriendo recordar su huida por desiertos, montes
y cerros, a la Rotonda de los Hombres Ilustres y posteriormente al Monumento a
la Independencia.
C.P. Rafael Jiménez Pimentel,
Socio Numerario de la Somegem
C.P. Rafael Jiménez Pimentel,
Socio Numerario de la Somegem
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